A partir del jueves 8 de mayo, el mundo tiene un nuevo Papa. Se trata del sacerdote estadounidense con ciudadanía peruana Robert Francis Prevost, que adoptó para al asumir su ministerio el nombre de León XIV. Entre las características de este nuevo Sumo Pontífice, el número 267, se halla el hecho de que es el primero en ocupar el trono de San Pedro que pertenece a la Orden de los Agustinos.
Si bien los religiosos de esta orden siguen los lineamientos que dejó San Agustín, que fue Obispo de Hipona, y vivió en el siglo IV de nuestra era, la congregación agustina se fundó oficialmente en el año 1244, con la aprobación del Papa Inocencio IV.
Para comprender lo que significa pertenecer a esta orden católica que se funda en la vida comunitaria, las misiones y la austeridad, LA NACION conversó con el Padre Daniel Medina, que es Decano de la Facultad de Derecho Canónico de la UCA y Vicario de los Agustinos Recoletos en la Argentina. “Tener a San Agustín como referente va a influir realmente en lo que este Papa haga”, afirma el religioso.
Pobreza, castidad, obediencia
–Padre Daniel, ¿qué significa ser de la orden agustina?
–La Orden de San Agustín a la que pertenece el nuevo Papa es una orden religiosa de la que él fue Superior General por dos períodos, unos 12 años (entre 2001 y 2013). Y la característica que tiene es fundamentalmente el elemento de la vida comunitaria. Es una orden dedicada a la misión, dedicada a los colegios, dedicada a las parroquias. Es una orden no de vida monástica, si no de vida apostólica. Vivimos siempre en comunidad. Rezamos juntos, comemos juntos, tenemos momentos de recreación juntos. El actual Papa siendo religioso vivió siempre de modo comunitario porque en eso consiste uno de los aspectos fundamentales de esta orden.
–La vida de Prevost en Perú, ¿tiene que ver con la vocación misionera de los agustinos?
–Claro, los agustinos son eminentemente misioneros. De ello, lo de Chiclayo (ciudad al norte del Perú donde Prevost llegó a ser obispo) lo tenía como una misión. Los agustinos están en la India, donde están teniendo muchas vocaciones, y también están en África. La orden está en unos 50 países.
–Los miembros de la orden, ¿tienen alguna particularidad en relación con los votos que hacen?
–Sí, Prevost como todos los agustinos tenía los tres votos de la orden: pobreza, castidad, obediencia. Él, desde joven, cuando decidió ingresar a la orden, renunció a tener bienes, un religioso no tiene bienes personales, es todo comunitario, no tiene un bien particular. Esta orden es de las que se llamaban “mendicantes”, que tienen esos tres votos y viven la vida comunitaria en casas religiosas. En Buenos Aires tenés dos casas, que son la Parroquia de San Agustín y la de San Martín de Tours. Prevost estuvo acá cuando era Superior General y recorrió las casas de la Argentina.
El hábito de los agustinos
–El hecho de vivir en comunidad, ¿no es un contraste con la situación como Papa, donde más bien parece todo más solitario?
–En realidad, ya era distinto, porque él era Obispo en el Vaticano, vivía al modo de los obispos y su superior era el Papa. Pero imagínese que solo ahí, en el Vaticano, no va a vivir. Creo que ese aspecto comunitario lo va a marcar, como fue el Papa Francisco, que invitaba a desayunar, que no comía solo. Creo que con este Papa va a ocurrir lo mismo.
–¿Los agustinos utilizan algún hábito en particular?
–Sí, un hábito negro con una correa negra, y la parte de arriba que la llamamos la capilla, que es esa parte como los franciscanos, que tienen el gorrito. Entonces, el hábito tiene dos partes: una túnica y otra parte que se pasa por arriba y se pone sobre la cabeza. Seguramente habrá alguna foto por ahí donde Prevost aparece vestido de agustino, yo lo he visto.
–¿Qué divisiones existen dentro de la orden de los agustinos?
–Está la orden de San Agustín, los Agustinos Recoletos, los Asuncionistas. Son distintas ramas del seguimiento a San Agustín. Es que después de la vida de San Agustín no hay una continuidad si no que en un momento todos los que siguen sus reglas se van uniendo y luego se dividen en distintas órdenes, que perduran hasta hoy. Son órdenes que tienen siglos.
Las órdenes agustinas
–¿León XIV a cuál de estas órdenes pertenece?
–El nombre oficial es Orden de San Agustín. No es asuncionista ni recoleto, la abreviación que usa es OSA. En verdad, en la actualidad prácticamente no hay diferencia entre las órdenes. Los recoletos surgen en tiempos de la restauración católica, en 1588. En tiempos donde nacen también las carmelitas descalzas, los franciscanos descalzos, aparecen los agustinos descalzos, donde se busca un modo de vida más estricto. Pero en la actualidad no tenemos diferencias.
–¿Por qué, pese a ser una orden de siglos, recién ahora se nombra al primer Papa agustino?
-Bueno, también Francisco fue el primer Papa jesuita. Digamos, llegar a Papa es algo muy particular, entonces no es común que las órdenes lleguen a ser Papas. Fíjese que dos papas seguidos religiosos ya es un hecho muy particular. Si usted mira para atrás, Benedicto XVI era diocesano. Juan Pablo II, diocesano. Juan Pablo I, también, como Paulo VI… durante muchos años no hubo papas que vinieran de órdenes religiosas, sino del clero secular. Y ahora hay dos religiosos seguidos es un dato diferente.
–Más allá de su religión, ¿qué formación académica tiene Prevost?
–Él es doctor en Derecho Canónico. Además, habla perfecto español, ya que vivió 20 años en Perú, inglés, italiano, y algún otro idioma más debe hablar. Tiene los dos aspectos: es un obispo misionero pero también es un obispo muy formado.
–Entiendo que así también era San Agustín, ¿no?
–Exactamente.
La Regla de San Agustín
–¿Me puede hablar un poco de San Agustín?
–San Agustín es del año 354. Hoy nosotros seguimos lo que se llama La Regla de San Agustín, que contiene las normas para la vida comunitaria que, como decirte, son muy diferentes a las que hay en otras congregaciones, porque San Agustín era un hombre muy conocedor de la psicología humana y de la comprensión. Pensá que San Agustín estuvo con una mujer, tuvo un hijo, se bautizó a los 30 años y recién después fue obispo de Hipona (en la actual Argelia). Fue un obispo comprometido que muere a los 76 años en esa ciudad cuando es invadida por los musulmanes. Él decide en ese momento quedarse con su comunidad, es un ejemplo de líder religioso.
–¿En qué consistía esa Regla de San Agustín?
–Eran diferentes normas como “vivan como hermanos”, “”si alguno está enfermo, sean comprensivos con él», “obedezcan al superior”. Es un texto muy sencillo. Porque después San Agustín escribió montones de obras, fue un escritor muy conocedor de Platón, escribió, entre otras, La ciudad de Dios, sobre la política. Era un erudito, digamos. Creó una de las líneas que tenemos hoy para enfocar la filosofía y la teología. La otra es la de Santo Tomás de Aquino, que vivió en el siglo XIII.
–Usted señaló que San Agustín se bautizó a los 30 años, ¿hubo un momento clave de su conversión al cristianismo o fue un proceso?
–San Agustín era un intelectual de vida bastante disipada. Incluso en algún momento perteneció a una secta, la de los arrianos. Pero vive un momento clave cuando se encuentra en un huerto y escucha una voz que le dice: “Toma y lee”. Y él abre las escrituras al azar y encuentra el texto de San Pablo que dice: “Basta de comilonas y de borracheras”, y él entiende que tiene que terminar su vida disipada y ese es el momento considerado de la conversión, un momento místico. A partir de ahí, él comienza la búsqueda de la verdad, y se vuelve un radical en eso. San Agustín escribe todo esto en un libro que se llama Confesiones, que es espectacular.
“Soy hijo de San Agustín”
–Encontró tarde su fe, pero luego dedicó su vida a difundirla, sin abandonar su costado intelectual, ¿es así?
–Sí. El dice: “Tarde te amé -refiriéndose a Dios-, hermosura tan antigua y tan nueva. Tarde te amé y finalmente te encontré. Te buscaba en las cosas de afuera y estabas dentro”, en referencia a su corazón. Creó grupos monásticos. Convierte a algunos de sus amigos intelectuales y empiezan a vivir en comunidad.
–Y muchos siglos después, un seguidor de las palabras y enseñanzas de San Agustín ocupa el puesto más trascendente para los católicos.
–Claramente en algún momento Prevost optó por el modo de vida agustino y pasó así toda su vida hasta que lo nombraron Obispo. Ayer, prácticamente lo primero que dijo como Papa fue eso, ¿no? “Soy hijo de San Agustín” y citó una frase muy famosa de él: “Con ustedes, cristiano. Para ustedes, Obispo”. Eso le dice Agustín a sus fieles. Su doctrina está muy basada en el amor comunitario, por eso su frase, que algunos entienden como quieren, pero él dice: “Ama y haz lo que quieras”.
–Si se toman en cuenta los conceptos agustinos de austeridad y actividad misionera, ¿es correcto decir que León XIV seguiría los lineamientos como Papa de Francisco?
–Absolutamente, va a seguir todo ese camino de testimonio, de austeridad personal, pero también de preocupación por los pobres, porque los conoció. Él conoció lo que es la periferia, no es que se lo tengan que contar. Al ser Superior General de la orden recorrió las casas del mundo. Acá estuvo en Cafayate. Imaginate, hace 20, 30 años era un lugar realmente más necesitado que hoy en día y de esos lugares los agustinos saben mucho.
–En lo personal y perteneciendo usted a la misma orden, ¿qué le genera a usted que haya un Papa Agustino?
-Me genera alegría, porque creo que lo que tener a San Agustín como referente va a influir realmente en lo que el haga y creo que también va a ayudar a la juventud a conocer este mensaje agustiniano. San Agustín es una gran figura que a veces es desconocido porque es considerado solamente desde el lado intelectual y creo que el Papa, además de lo que haga como papa va a llevar a que esta figura se conozca mucho más. Era un santo avanzado para su época, con gran conocimiento de la psicología humana, porque era profundamente humano y comprensivo a partir de la experiencia. Un Papa agustino además de ponerme orgullos para mí es una gran alegría.