Un operativo del Grupo Gaula Quindío permitió la captura en flagrancia de un hombre en el centro de Armenia, cuando recibía $20 millones y una camioneta producto de una extorsión.
El individuo, de 48 años, había realizado exigencias económicas mediante llamadas y mensajes de WhatsApp, argumentando una supuesta deuda de la víctima desde 2021 con una organización criminal.
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Según el reporte de las autoridades, el agresor amenazaba con causar daño a la integridad de la víctima, su familia o su negocio si no se concretaba la entrega de dinero.
El coronel Luis Fernando Atuesta, comandante de la Policía Quindío, señaló que los extorsionistas se identificaron como miembros de La Oficina de Cali y exigían inicialmente $250 millones. La víctima negoció la entrega de $20 millones en efectivo y una camioneta, cita que fue monitoreada por el Gaula.
La operación culminó con la captura del implicado en el momento que recibía el dinero y el vehículo. El detenido fue puesto a disposición de la Fiscalía General de la Nación, donde avanzan las audiencias de legalización de captura.
El comandante de la Policía Quindío, coronel Luis Fernando Atuesta, detalló que la víctima de un caso de extorsión en Armenia recibió amenazas directas contra su vida, la de su familia y su negocio, lo que la llevó a negociar con los extorsionistas.
“La víctima recibía mensajes y llamadas donde unos hombres se identificaron como integrantes de La Oficina de Cali, manifestándole que debía entregar la suma de 250 millones de pesos, ante lo cual, la víctima inicia una negociación pactando la entrega de 20 millones de pesos en efectivo y una camioneta”, explicó el coronel Atuesta.
Tras la captura, el hombre fue puesto a disposición de la Fiscalía General de la Nación, donde se iniciaron las audiencias de legalización de captura. El proceso judicial continúa mientras las autoridades investigan si existen más personas involucradas o si el detenido pertenece realmente a la organización criminal mencionada en las amenazas.
Desmantelan red de extorsión con supuesta brujería en Colombia
Agentes del Gaula de la Policía de Caldas lograron desarticular parte de una banda dedicada a la extorsión bajo la fachada de prácticas de brujería, organización que operaba en diferentes regiones del país y que fue denunciada por una madre angustiada por la salud de su hijo.
Cuatro hombres y una mujer fueron capturados en Cali y Palmira, Valle del Cauca, durante el operativo desarrollado por las autoridades. Las investigaciones precisan que otros tres presuntos integrantes siguen prófugos y su búsqueda se extiende incluso a Estados Unidos y España.
La investigación inició en Viterbo, Caldas, en 2019, luego de los primeros reportes de víctimas. Una madre residente en esa localidad escuchó una cuña radial que promocionaba servicios de “rezandería” para curaciones. Al contactar a dos sujetos conocidos como el brujo Francisco y el brujo Jesús, comenzaron las exigencias económicas mientras obtenían datos y fotografías de la familia.
Aprovechando la situación de vulnerabilidad, los implicados exigieron pagos bajo amenazas sobrenaturales y de daño físico, logrando que la víctima vendiera su casa y entregara 124 millones de pesos.
En 2022, otro supuesto brujo, identificado como Felipe, continuó con la extorsión, exigiendo otros 36 millones de pesos a la misma víctima, que tuvo que vender otra propiedad. Finalmente, arruinada, la mujer denunció los hechos ante las autoridades en 2024. El caso permitió interceptar llamadas, reunir pruebas y emitir órdenes de captura que recayeron sobre alias Francisco, señalado como líder de la organización.
Las autoridades hallaron celulares y otros elementos que serán pieza clave para esclarecer el alcance de la banda, que cuenta con antecedentes por delitos similares en Medellín y Bogotá, además de conexiones internacionales. El proceso judicial culminó con dos capturados en prisión, dos en detención domiciliaria y uno en libertad condicional, mientras la búsqueda de los prófugos incluye una circular azul de Interpol.
Las autoridades advierten sobre la aparición de nuevas modalidades de extorsión en redes sociales, donde delincuentes ofrecen “amarres” o servicios sentimentales, para luego pedir dinero y amenazar con divulgar imágenes íntimas de las víctimas.
