Como si fueran escarapelas en un acto escolar por el 25 de Mayo, en el Hospital Garrahan reparten pequeños corazones de papel. Esa insignia que muchas personas se adosan al pecho simboliza una muestra de solidaridad con los médicos residentes que desde hace varios días exigen salarios y condiciones laborales más dignas. Este viernes por la mañana, un móvil de LN+ recogió los testimonios de Carolina y Julián, profesionales de la salud que compartieron sus historias.
“No recibimos ninguna propuesta concreta”, dice Carolina. Quiere llorar pero no puede: Julián, su compañero, la contiene con un abrazo. Ambos son médicos que transitan el tercer año de la residencia. Sobre su reclamo, la profesional agrega: “Me duele ver al hospital decayendo, que la gente se vaya. Que tengamos que estar en esta situación por algo tan elemental. Queremos terminar nuestra residencia pero también queremos tener un salario acorde, para poder vivir de lo que hacemos y amamos”.
La última declaración por parte del Gobierno en alusión al reclamo de los médicos estuvo a cargo de la viceministra de Salud, Cecilia Loccisano, quien aseguró que “los recursos y la voluntad para resolver el conflicto están”.
La lucha por sueldos más dignos
En la actualidad, el sueldo de un residente de primer año, que comprende entre 60 y 70 horas semanales más las guardias de 24 hs -se realizan entre cinco y seis por mes-, es de $797.000. En el móvil de LN+, Carolina graficó: “Lo más duro de ser residente es que todos nosotros nos imaginamos un futuro en el hospital, y hoy en día lo ponemos en duda por las condiciones salariales y laborales”.
Para Julián, que un médico reciba ese monto por su trabajo “no hace otra cosa que hundir cada vez más al hospital”. “Ya no sabemos a quién más recurrir”, agrega.
Renuncias y propuestas laborales
La delicada situación que se vive en el Hospital Garrahan funciona como una cuerda que cada día se tensa más. “Por este conflicto hay muchas renuncias y propuestas laborales superadoras, y eso hace que muchos profesionales se vayan”, dice Carolina. Por su lado, Lucas convierte este dilema en un interrogante: “¿Qué sistema de salud se mantiene si no tenemos médicos?”
Para entender mejor el marco formativo, ambos profesionales explicaron que, además de los ocho años de universidad, hay que sumarle el tiempo invertido en las especializaciones y los trabajos de investigación. En muchos casos, esas instancias representan entre cuatro y seis años más de estudio.
Trabajar de lo que uno ama
En sus declaraciones a LN+, Lucas y Carolina fueron repetitivos respecto a su vocación: “Amamos nuestro trabajo. Estar cerca de la gente, cuidar a los niños y contener a sus familias”, coincidieron. “Con lo que hacemos todos los días, de alguna manera, les entregamos nuestros corazones a la sociedad”, subraya Julián, quien se especializó en neonatología para estar pura y exclusivamente cerca de los más pequeños.
La incertidumbre de lo que vendrá
“Nuestras especialidades y las de muchos colegas son netamente hospitalarias. Hoy en día yo no sé de qué voy a trabajar”, subraya Julián. Puntualizando sobre el Hospital Garrahan, dice: “Acá se atienden más del 40% de las patologías oncológicas: eso no es chiste”.
Como conclusión, Lucas expuso: “Nos preocupa mucho la continuidad del sistema de residencias. Existe una discusión enorme entre salud pública sí, o salud pública no. Sobre ese debate, solo hay una cosa clara: sin residentes no hay médicos en el futuro”.