Rusia ha vuelto a poner en marcha Intervisión, un certamen musical que llevaba más de cuatro décadas en el olvido y que este fin de semana regresó con gran despliegue mediático en el Live Arena de Moscú. Con la presencia de 23 países de distintos continentes y un innegable trasfondo político, la primera edición de esta nueva etapa terminó con la inesperada victoria de Vietnam, cuyo representante Đức Phúc conquistó al jurado y al público con el tema Phù Đổng thiên vương.
El intérprete vietnamita partía con poca experiencia en escenarios internacionales, pero logró dar la sorpresa con una actuación que acumuló 442 puntos, suficiente para situarse en lo más alto de la clasificación. En el podio lo acompañaron Kirguistán, con el grupo Nomad en segundo lugar, y Catar, representado por la cantante Dana Al Meer, que se llevó la tercera posición.
Rusia, como anfitrión, confió en el cantante Shaman, que tras su actuación proclamó que el verdadero triunfo ya estaba conseguido: “Rusia ya ha ganado porque estáis todos aquí”. Y es que, el país decidió no participar en la votación, ya que consideraban que al pertenecer todos los miembros del jurado a Rusia, podrían verse influenciados en el voto.
El regreso de un certamen cargado de simbolismo
La celebración de Intervisión no es casual. Tras la expulsión de Rusia del festival de Eurovisión a raíz de la invasión de Ucrania, el Kremlin ha apostado por recuperar este concurso como alternativa cultural y propagandística. De hecho, la gala estuvo marcada por constantes referencias políticas, tanto en las intervenciones de los presentadores como en los mensajes institucionales.
La noche se inauguró con un discurso grabado de Vladímir Putin, quien aseguró que este proyecto aspira a convertirse en uno de los certámenes más populares y apreciados del planeta”: “Intervisión se va a convertir en uno de los concursos más conocidos y estimados en todo el mundo. Rusia siempre ha sido y sigue siendo un país abierto a la comunicación y a la cooperación creativa. Valoramos nuestras tradiciones y respetamos las de los demás“.
La edición también estuvo marcada por la ausencia de la delegación estadounidense. La artista Vassy, que debía representar a EE. UU., canceló su participación en el último momento. Según explicaron los presentadores en directo, la decisión se tomó “por razones ajenas a los organizadores y a la delegación estadounidense, debido a una presión política sin precedentes del gobierno australiano”, lo que desató aplausos y comentarios encontrados entre el público.
Un escaparate multicultural bajo la mirada del Kremlin
A lo largo de las más de cuatro horas de espectáculo, los concursantes mostraron una fusión entre ritmos modernos y tradiciones locales. Desde propuestas caribeñas como la cubana Zulema Iglesias con su Guaguancó, hasta la colombiana Nidia Góngora, que rindió homenaje al árbol de mango en un género propio de su tierra, Intervisión intentó exhibir un mosaico cultural diverso.
Sin embargo, el marco visual y narrativo estuvo constantemente impregnado de referencias al ideario oficial ruso. El uso de tecnología, como figuras humanoides creadas con inteligencia artificial recorriendo las calles de Moscú, reforzó la puesta en escena de un certamen que busca competir con Eurovisión tanto en lo artístico como en lo simbólico.
Además, al término de la gala, se anunció que la siguiente edición de Intervisión tendrá lugar en Arabia Saudí, un movimiento que confirma la intención de Moscú de consolidar el festival como cita anual con aliados estratégicos y de expandir su influencia cultural más allá de Europa.