Parecería que las cocinas integradas se llevan mejor con los departamentos de pocos metros o las casas modernas. Hoy, les traemos tres casos de departamentos clásicos, grandes y muy bien ubicados, donde se decidió vincularlas al espacio social, por lo que varias hasta tienen parquet.
Con vista a Plaza San Martín
“Los ventanales con vista a las tipas de Plaza San Martín nos impactaron, lo mismo que estar en un edificio clásico con rasgos que podíamos modernizar. Era la combinación perfecta”, nos dijo Agustina Scaglia, al frente de Guchi Scaglia Fashion Lab, sobre lo que sintió al visitar este departamento por primera vez. Para llevar a cabo la reforma, convocó al arquitecto Lucas Terra Brandes y, juntos, se abocaron a unificar ambientes e integrar circulaciones priorizando la vista al verde, siempre usando materiales nobles.
El riel de luces del comedor marca el eje que va de la fachada a la cocina llevando claridad hasta el fondo de este piso que casi no recibe luz natural del contrafrente.
El amoblamiento pintado en gris oscuro saturado deja entrever la veta de la madera y genera contraste con el parquet de caldén y las mesadas y alzadas de mármol de Carrara.
Tenerlo todo
“La unidad tenía potencial por donde se la viera: buena distribución, techos de tres metros y medio y una terraza imponente, tanto por sus vistas al Kavanagh y al Santísimo, como por sus dimensiones”. Así describía el arquitecto Manuel Acevedo lo que se encontró antes de proyectar la remodelación e interiorismo.
Con el asesoramiento de los ingenieros Mariano Barbieri y Gastón Andrés García, se hicieron refuerzos metálicos en la losa para abrir grandes pasos entre la cocina y el comedor, las salas de estar y, también, aumentar el tamaño de las ventanas.
Donde está la cocina, había moquette sobre carpeta. Ahora, todo está unificado con piso de madera.
“Como la curva habilita dinámicas más fluidas que la línea recta, es un buen recurso para incorporar en ambientes integrados. Por eso la elegí para la isla de la cocina, que además ocupa el centro del espacio”, comparte Acevedo.
“Junto con la arquitecta Giuliana Nieva, especialista en iluminación, hicimos un planteo de luces indirectas con apliques de pared que marcan el recorrido por el departamento. Excepto en la cocina, me gusta que la luz sea tenue y regulable, para evitar energías tensas”.
Caja de sorpresas
“El departamento tenía un comedor muy grande, un living chico y una cocina oscura y apartada. Coni Siniavsky e Inés Arkenberg propusieron tirar paredes y armar, en madera, un gran cubo central que contuviera la nueva cocina y un toilette”, nos explicó Flavia “Mumi” Mihanovich, dueña de casa, diseñadora y cabeza del equipo creativo en Jazmín Chebar.
En off white y con diseño ultra neto, el volumen tiene una doble puerta corrediza que abre la opción de integrar la cocina al ambiente social.
“Hoy, casi todas las familias con hijos chicos prefieren irse a algún barrio en las afueras; las que se quedan buscan algo especial. Yo quería que el nuestro fuera un departamento con carácter, que tuviera una propuesta», dice Mihanovich sobre su mudanza de Palermo a Recoleta. Por eso, la reforma surgió como algo obvio: disfutar de ese carácter buscado pero sin hacer rígida la vida familiar.
El diseño de la cocina es de líneas sencillas: muebles laqueados sin herrajes ni ornamento para que se destaque el mármol y se asocie al comedor con naturalidad.