Al final de una estadía de tres años en Bali, Indonesia, Golan Shoshan y su novia estaban organizando su regreso a Israel, pero sus planes se vieron repentinamente interrumpidos. Tres semanas antes de la fecha programada para el viaje, una fuerte tormenta azotó su aldea y apareció alguien que cambiaría todo: una pequeña perra negra, que llegó temblando hasta su puerta.
Golan y su novia habían visto muchos animales callejeros durante su viaje, pero al ver a esta cachorra de grandes ojos, a la que llamaron Luna, todo fue distinto. “Luna nos encontró a nosotros. No la buscamos”, contó Golan a The Dodo. “Ambos tuvimos esa corazonada de que estaría con nosotros para siempre”, agregó.
La pareja preguntó en la aldea si alguien sabía algo sobre Luna, y lo que descubrieron los dejó destrozados. “En el barrio nos dijeron que unos lugareños la habían abandonado unos días antes”, reveló el joven. Nunca antes habían tenido una mascota, y no habían planeado sumar un perro a su viaje, pero no podían dejarla atrás. En cuanto supieron que había sido abandonada, llevaron a Luna al veterinario para un chequeo y le dieron un hogar.
Por suerte, Luna estaba lo suficientemente sana como para viajar, así que esa misma noche comenzaron a investigar. Pronto descubrieron que el proceso sería muy complicado y retrasaría su mudanza al menos un mes, pero estaban dispuestos a hacer lo que fuera necesario para llevar a Luna a casa.
“Fue difícil traerla de Indonesia a nuestra casa en Tel Aviv, Israel, especialmente porque los dos países no tienen relaciones diplomáticas. Además, no se permite sacar animales de Bali debido a la rabia”, explicó Golan.
La pareja ideó un plan: encontraron a alguien que llevara a Luna en auto desde Bali hasta Yakarta, Indonesia, un viaje de 24 horas. Desde allí volaría para encontrarse con ellos en Bangkok, Tailandia. El trayecto fue estresante para Luna, que resultó estar aterrada de los viajes en auto y en avión, pero todo valió la pena cuando volvió a los brazos de sus dueños en Tailandia.
“Al día siguiente, volvió a ser la de siempre”, aseguró Golan. El mes siguiente lo dedicaron a organizar el viaje de Luna de Tailandia a Israel. Semanas después, llegó la documentación, y la pequeña familia estaba feliz de abordar finalmente el avión juntos.
“Se portó muy bien en el vuelo de 12 horas. Jugamos con ella todo el día para que durmiera bien”, contó el viajero. Luna durmió en el regazo de sus dueños durante el vuelo, feliz de tener por fin una familia que la ama, pero según comentaron sus dueños, nada se comparó con el momento en que llegó esa tarde a la casa después de la tormenta. “Cuando llegó, estaba más feliz que nunca. Le dimos mucho amor y se sintió en paz”, aseveró.
Pasaron algunos meses desde la llegada de Luna a Israel, y la tierna perra se está adaptando perfectamente a su nuevo hogar. Aún trabaja en superar su miedo a las personas, probablemente por su difícil pasado, pero cada día gana más confianza y seguridad. “Aprende rápido. Le encantan otros perros y jugar con sus dueños”, aseguró la pareja.
Golan y su novia no planeaban adoptar una mascota, y mucho menos traerla desde de Bali, pero ahora que tienen a Luna, no lo cambiarían por nada. Su único deseo es que más personas puedan vivir ese mismo vínculo de amor. “La gente debería rescatar a los animales que viven en la calle, sin comida, sin hogar y con miedo a todo. Hay tantos perros callejeros adorables y cariñosos que necesitan adopción”, resaltó Golan.